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Cuentos Cántabros de Navidad

Navidad, Navidad, dulce Navidad

Como bien dice el popular villancico, si hay una palabra que evoque la Navidad es dulce. Quien no tiene en mente la imagen de la mesa engalanada con el mejor ajuar sobre la que se dispondrán los mejores manjares y ricos postres en Noche Buena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo y en la de Reyes para disfrutar de un banquete familiar.  Así se queda reflejado también en el refranero popular, haciendo alusión a la exuberancia de estas fechas.

«En Nochebuena y Navidá la chimenea ajuma más».

Por ello, siempre ha habido tradición de acompañar la celebración con lo obtenido del matacíu del chon: un rito festivo ligado a  mundo rural cántabro y realizado generación tras generación una vez pasado San Martín. El mes dedicado a esta celebración familiar y tradicional es el mes de diciembre, prácticamente hasta finales. Es la época más propicia, porque suele hacer frío, caen buenas heladas y el cerdo se orea perfectamente: «Por Navidá mata el chon, grande o chicu; es igual.»

Son típicas en Nochebuena las “tostás”, conocidas también como torrijas, que se comen en otras festividades en otras partes de España.

Y otro muy sagaz, aludiendo. a que en septiembre las gallinas dejan de poner y lo vuelven a hacer pasado diciembre, dice: «en septiembre la gallina vende y en Navidad vuélvela a comprar».

Árbol de Navidad

El acebo, al que le gustan especialmente los climas fríos y húmedos, es un árbol autóctono de Cantabria. Tiene unos llamativos frutos rojos en forma de bolitas, que emulan a los adornos navideños y ha sido tradicionalmente utilizado en los hogares cántabros como símbolo navideño. ¡Hay que tener precaución de no ingerir sus frutos, ya que son tóxicos! Actualmente está protegido ya que han disminuido considerablemente.

Los ramucos de acebo, son como el equivalente al muérdago en América, por lo que es tradición al llegar la Navidad, regalar alguna rama a nuestros familiares y amigos con el propósito de atraer el amor.

HO, HO, HO…

Nuestro Papá Noel particular es “el Esteru, un leñador que vive en las montañas, con cara de bonachón y barba, lleva boina y va con su burru a todos lados. 

En la época próxima a la Navidad deja de lado sus tareas de leñador y comienza a fabricar juguetes de madera en su casa de las montañas, para después repartírselos a los niños cántabros, llevando también ilusión y alegría.

Año nuevo, vida nueva

Era costumbre en los hogares en Navidad, quemar en el llar de la cocina el “travesero”, un leño grueso que mientras la familia cenaba al calor de la lumbre se iba quemando lentamente y era menester que se mantuviera encendido, ya que si ocurriera que el fuego llegara a apagarse, se auguraban desgracias a partir de enero.. así se «chamuscaba el culo al año viejo».

Noche de Reyes, cantares y hadas

Una historia cántabra cuenta que las anjanas acompañaban a los Reyes Magos cada cuatro o cinco años. No todos, ya que estas pequeñas hadas que viven en los bosques, raramente salen de ellos a no ser para ayudar a los débiles, sobre todo los niños.  Por eso, en ocasiones, alumbran el camino a sus majestades, para guiarles hacia los a los niños más necesitados. Aparecen por sorpresa, nunca se sabe cuál será la noche de reyes que harán el camino junto a los Reyes Magos.

En la noche de Reyes, fue costumbre en Cantabria el “Canto de Reyes” por mozos del pueblo, cantando de casa en casa a cambio de algún aguinaldo.

No podemos dejar de nombrar aquí, la cabalgata de Reyes de Santillana del Mar, Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2009 y que se lleva celebrando desde 1959. Este pueblo medieval es un entorno incomparable para esta tradicional representación. Merecerá que nos detengamos a describirla con detalle en un post especial.

Deseamos que hayáis disfrutado de todo lo hasta aquí contado y que nuestras tradiciones os hagan sentiros como en casa a los que tenéis la suerte de disfrutar de algunos días de estas fechas en Cantabria. A los que no, os invitamos a hacerlo en navidades futuras, ya que el encanto de nuestra “tierruca” en navidad es indescriptible.