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La Vijanera de Silió

Declarada en 2009 Fiesta de Interés Turístico Nacional y en 2021 Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial…

Cada año atrae a mayor número de visitantes de todo el mundo. El valle de Iguña se llena de gentes de todo el mundo que desean ser partícipes de este tradicional y pintoresco ritual, pero ¿qué es lo que la hace tan especial? ¿Es un carnaval? ¿Es una romería?

Es un rito despedida del año viejo y recepción del año nuevo para que comience con ilusión y buenos augurios que consiste en una mascarada colorista, cuya indumentaria recrea más de 75 personajes diversos: representaciones animales, vegetales y humanas con elementos simbólicos, evocadores de las tradiciones y costumbres de precedentes generaciones y que gracias a esta fiesta, se mantienen vivas en las presentes.

No se conoce documento más antiguo que constate la celebración de Vijaneras que aquel que refiere a la Vijanera de Silió datado en 1849, y es en esa localidad donde se escenifica desde el año 1982, fecha en que se recuperó por un grupo de jóvenes del pueblo, ya que desde 1937 había estado prohibida. Pertenece al municipio de Molledo, Cantabria.  Siempre tiene lugar el primer domingo del año salvo que coincida con Año Nuevo, que entonces, se trasladará al día 8 de enero. 

La Vijanera se desarrolla atendiendo a una serie de episodios importantes:

  1. El toque de campanos
  2. La transformación
  3. La salida, la unión y la cueva del oso
  4. La captura del oso
  5. La defensa de la raya
  6. Las coplas y el parto de la preñá
  7. La muerte del oso.
  8. La continuación de la celebración

 Aún en la oscuridad previa al amanecer, los más jóvenes del grupo tienen su primer cometido, que consiste en despertar a los vecinos haciendo sonar los campanos para anunciar el día tan especial.

Ya con la luz del día se produce la transformación, que simboliza la mutación en otro ser, de manera que cada vijanero asume el personaje que porta su vestimenta. Faena que puede ocupar más de dos horas para algunos personajes, como son los “zamarracos”, por la complejidad de los trajes ya que el amarre y colocación de los campanos son muy complicados.

Una vez ataviados, ocurre la salida, es entonces, cuando el sonido de los campanos irrumpe en todo el valle. Los zarramacos, quienes, con la ayuda del amo, y haciendo gala de su furia y del estruendo que provocan con el movimiento de su cuerpo cubierto de cencerros, han conseguido despertar al oso de su apacible hibernación. La bestia, alegoría del mal, al ver los rostros tiznados de negro, intuye que el exterior debe encontrarse en total oscuridad, a consecuencia de la última luna nueva de invierno, y se aventura a abandonar la osera, adentrándose en el bosque.

 

El oso, asustado por la agitación y el estruendo que lo rodean, ataca a todo aquel que se le acerca. Otros personajes como  «La Gorilona» y «El Húngaro» se encuentran inmersos en una peleas similares. Estas luchas, con el consiguiente control final de las bestias, representan la dominación de la naturaleza más próxima.

Una vez que el oso se encuentra apresado, los vijaneros unidos se dirigen hacia la entrada del pueblo de Silió. Encabeza la comitiva el danzarín blanco, a continuación del cual se sitúa el grupo de zarramacos, les siguen el resto de personajes, los traperos y los trapajones, el «Caballero» y «La Pepa», la «La Madama», «El mancebo» y «El marquesito» con toda su vistosidad y elegancia.  Pasan los zarramacos a dividirse entonces en dos grupos para encararse a uno y a otro lado de la raya, recordando la importancia que, ancestralemente,  tenía la defensa de los límites físicos para la supervivencia de los miembros de una comunidad. Dirige la escena el danzarín negro de garabojos o zorromoco quien, provisto de un cuerno que hace sonar, lanza la misma pregunta hasta en tres ocasiones: ¿QUÉ QUEREIS, GUERRA O PAZ  La respuesta será guerra las dos primeras veces, para, a la tercera, pronunciarse la paz.

A continuación, todo el grupo unido vuelve sobre sus pasos y, de regreso al pueblo, hace numerosas paradas. Ya de vuelta, sobre un templete, se procede al recitado y canto de las coplas satíricas, en las que se hace alusión a los hechos más comentados del año que se despide. En el segundo acto, toman especial protagonismo el marido y la preñá, que son, junto con el médico y los enfermeros, los encargados de escenificar el parto: la preña dará a luz cada año un animal.

Finalmente, “el oso”, encadenado y dominado por el amo, es dirigido hasta la Plaza. Una vez allí, el grupo al completo lo rodea en una danza en círculos que consigue asediar al animal, el cual, con furiosos bramidos y zarpazos cae abatido. Vencido el mal, el ciclo se cierra al fin.

Especialmente merece detenerse en la confección y características de los trajes que son verdaderas alhajas. Tal es así, que el alcalde de la ciudad Holandesa de Oeteldonk, responsable del museo de los carnavales del mundo, visitó Silió muy interesado por esta fiesta. Quedó tan impresionado que les pidió un traje y desde entonces, un Zarramaco es expuesto en dicho museo junto a representaciones de todo el mundo. Pero el interés por estos trajes no se queda sólo aquí . Son constantes las solicitudes de participación que les llegan desde distintos lugares de Europa, como  Cerdeña, Lisboa o Marsella.

Y hasta aquí la historia muy resumida. Podríamos contaros muchas más cosas, pero con mayor extensión y todo lujo de detalles lo tenis en su página web oficial: www.vijanera.com
En el Centro de interpretación de la Vijanera se ofrecen visitas guiadas realizadas por los miembros de la Asociación. Concertar cita previa en el teléfono 675 93 77 76

 

¡O mejor! podéis ser testigos presenciales de tal mágico evento y juzgar por vosotros mismos. No os dejará indiferentes.