Las amas de cría de los Valles Pasiegos son mujeres que han desempeñado un papel fundamental en la historia y la cultura de esta región del norte de España, es una de las tradiciones más arraigadas de la cultura y tradición pasiegas.. El término “ama de cría” se refiere a aquella mujer que se dedica a criar a los hijos de otra familia que no es la suya propia, es decir: una mujer que acudía como nodriza a la corte, dejando atrás en estos bellos montes lo más querido y marchaba hacia un mundo desconocido.
En los Valles Pasiegos, esta figura ha sido especialmente relevante, tanto por la tradición como por la necesidad que había de contar con ellas para que las madres pudieran trabajar.
Historia
La historia de las amas de cría en los Valles Pasiegos se remonta a la Edad Media. En aquellos tiempos, las familias nobles de la zona contrataban a mujeres de otros pueblos para que criaran a sus hijos, lo que les permitía a las madres trabajar en las tareas del hogar y en el campo. Era costumbre en las mujeres de alta clase social no amamantar a su hijos. A partir del primer tercio del siglo XIX la realeza española comenzó a buscar amas en la provincia de Santander, y en 1858 el médico de cámara de la casa real viajó a Pas, buscando un ama de cría para el niño que después subiría al trono con el nombre de Alfonso XII.
Con el tiempo, las amas de cría se convirtieron en una parte esencial de la sociedad pasiega, y su trabajo se extendió a todas las clases sociales. Aunque en un principio solo trabajaban para las familias adineradas, poco a poco se fueron incorporando a su labor las familias más humildes, que también necesitaban ayuda para la crianza de sus hijos.
Pero no sólo por ser pasiega se podía ser una nodriza, se pedían una serie de cualidades muy estrictas. Se buscaban mujeres jóvenes y robustas y que reunieran un listado de requisitos considerados imprescindibles, entre los que -según consta en los archivos- podemos destacar: “temperamento sanguíneo; constitución vigorosa; rostro agradable y simpático; tez clara; ojos pardos, no muy oscuros; pelo castaño oscuro; pechos bien formados pero no muy abultados; leche de noventa días máximo; suficiente sentido común; y carácter apacible.”
Los requisitos del oficio incluía un examen médico exhaustivo, un análisis visual y táctil de la leche materna, y una recomendación del cura de su pueblo atestando de su moralidad y buenas costumbres.
Las amas de cría eran mujeres de gran experiencia y sabiduría, que transmitían a los niños valores como la honestidad, el respeto y el trabajo duro. Además, se encargaban de alimentarlos, vestirlos y educarlos hasta que alcanzaban la edad suficiente para regresar a sus hogares.
Llegaron a alcanzar tal fama, que el gentilicio de pasiega se tomó como sinónimo de nodriza, y a tal punto se llegó, que se tuvo a aquel valle y a la provincia entera, por un inmenso vivero de mujeres capaces de criar a sus pechos la media infancia española. Durante más de un siglo el oficio llevó a diferentes lugares de la geografía española a muchas madres de estos valles que restaban atención a sus propios hijos para dársela a los ajenos, para poder aportar a la economía familiar. Dejaban atrás a su hijo recién nacido, a causa de la leche que la joven madre esperaba ofrecer a cambio de un sueldo. Se arriesgaban a no volver a ver a su primer hijo hasta que éste ya no las reconocía como madre.
Su papel en la sociedad pasiega
Las amas de cría han desempeñado un papel fundamental en la sociedad pasiega a lo largo de los siglos. Su trabajo no sólo permitía a las madres salir a trabajar, sino que también les proporcionaba una ayuda fundamental en la crianza de sus hijos.
Por otro lado, el trabajo de las amas de cría también ha sido fundamental para la economía de la zona. Muchas regresaban incluso años más tarde, cuando conseguían un dinero significativo para sus familias. No siempre el marido aceptaba convencido la marcha de su esposa, quien a veces volvía demasiado “remilgada” para volver a las tareas propias de la vida de entonces.
“NO VAYAS A LOS MADRILES, SI QUIERES QUE YO TE QUIERA
QUE VOLVERAS SEÑORITA Y YO TE QUIERO PASIEGA.”
Además, las amas de cría eran mujeres muy respetadas en la sociedad pasiega, ya que eran consideradas como verdaderas expertas en el cuidado y educación de los niños. Muchas veces, las madres confiaban en ellas más que en sus propios familiares para la crianza de sus hijos.
Su legado
En definitiva, las amas de cría en los Valles Pasiegos son uno de los pilares fundamentales de la cultura y la historia de la región. Su labor ha sido clave para la formación de la sociedad pasiega y su figura sigue siendo muy valorada en la actualidad. Su legado es una muestra de la importancia del trabajo y la dedicación de las mujeres en la sociedad y la historia de una región.
La indumentaria que presumían estas mujeres en paseos y jardines se llamó también “traje de pasiega”. Compuesto por fruncidas sayas galoneadas de oro, delantales aterciopelados y vistosas chaquetillas de colores.
Llama la atención especialmente el museo de las Amas de Cría Pasiegas que recoge el legado de estas mujeres, exponiendo una serie de trajes originales por los que eran reconocidas en la Villa y corte, así como una colección de fotografías en su mayoría acompañadas de los niños que criaron. El museo se encuentra en Selaya, junto al santuario de la Virgen de Valvanuz, que nos remonta siglos atrás en una bellísima historia intrínseca a las gentes de este Valle de belleza incomparable donde en época veraniega el color verde toma su máxima expresión y al observar las montañas que rodean los valles, el tiempo parece detenerse.
El 15 de agosto, Nuestra Señora es venerada por toda España en el día de su fiesta. Esta es para los pasiegos, su patrona, LA VIRGEN DE VALVANUZ..Se celebra con la romería en la pradera anexa a la Ermita, con baile, comida campestre y deportes autóctonos como el concurso de “Salto Pasiego”.